lunes, 22 de julio de 2013

Hueco

En la soledad las discrepancias ya no son objeto de desconcierto, lo útil se vuelve inútil, el cuerpo levita y las huellas se borran a razón que no halla quien pueda notarles, la gravedad aumenta y los argumentos son pocos, la locura cobra sentido. Ya no hay porque voltear a mirar los sueños, no hay más allá sin tiempo. Lo bueno y lo malo están en shock, se cruzan pero no se tocan aun más. A pesar de ello el vació no tiene espacio solamente ofrece la oportunidad a la nada que, contempla, anhela y se aleja. Digerir lo ocurrido en cualquier circunstancia es el mayor valor de la soledad, y las verdaderas fuerzas emergen del propio infinito.
A lo único que se puede temer es que solo pase "la nada".